Querido Diario...

Sé que es martes, y que han pasado varias horas desde que el findesemana acabó oficialmente. Pero en este dolce far niente que es el periodo de mi vida laboral todo da un poco lo mismo. Te levantas a las 13 pm con la misma tranquilidad que a las 8 am, comes a las 12:30 y te vas a la playa lo mismo que te vas a la playa y comes a las 18 pm.

El viernes pasado me tuve que levantar pronto y me costó. La noche anterior había cenado con René y su pareja en Shôko y nos liamos tomando copazos poreltiempoquehacequenonosvemos. La cuestión es que a través de un netmeeting totalmente bizarro (netmeeting, especifico; NO es una página web de contactos sino un termino sajón que resume el castizo "conocidosdeconocidos") tenía una entrevista de trabajo en Gaysneyland, un pueblecito costero varios kilómetros al sur de Barcelona. Envié mi curriculum antes de salir de casa para evitar que mi entrevistador tuviese que revolver papeles y facilitar la tarea (lo que siempre da un toque eficiente y efectivo), pase toda la batería de entrevistas y cuando ya no sabía ni a lo que contestaba me dijeron que ya era suficiente y que me podía ir… Así que me marché a la playa, me perdí en un libro de Brett Easton Ellis y me entretuve con los mensajes sms como si tuviese otra vez 17 años. Volví con V y D en mi coche hablando de Erik P., al que me había encontrado el día anterior en Shôko y de lo mal que le caía a él y de lo bien que me caía a mi. Llegué a Bcn a tiempo para llegar a la cena de despedida de Quim. Jotapordios llegó para enseñarme su coche nuevo y después de 87 mevoyparacasaqueestoymuerto conseguí abandonar a mis amigos en el templo de la testoterona a las cincodelamañana. Afortunadamente no lo hice sólo.

Lo que hizo que el sábado empezase a las dosdelatarde con los Simpson. Después de ver los dibujos desnudo y cama ajena me fui a comer. Mandé un sms (bravo los sms!) a Karl para ver si aceptaba Chino como alternativa a la resaca y la falta de motivación para cocinar, pero no contestó. Me puse a hacer pasta y sonó el portero automático con acento brasileño: "Passshaba por aiquí…" "¿Has comido?" "No" "Pues todavía estas a tiempo" Siesta laaaaarga y llamada despertador de Sam: "Sé lo que me vas a decir y sé que el vino de esta noche lo compraba yo pero voy fatal de tiempo… ¿te importa?". Creo que en algún momento de la Historia mis amigos se enviaron un email los unos a los otros con mi talón de Aquiles particular, que es pedirme cosas mientras duermo (entiéndase como despertarme para pedirme cosas). Compré dos botellas de vino y otra de Martini y nos fuimos a una fiesta Eurovisión donde había un montón de gente super EuroGlamourosa a la que no conocía (a mí Eurovisión siempre me ha parecido angustioso, pero la parafernalia de ese día con fiestas como éstas dan a mi 50% hetero bonus extra). Cuando acabó la fiesta me fui, borracho, a casa (esta vez sólo).

El domingo empezó en inglés con una wake up call de Martin que me citaba para ir a comer. Era su ultimo día en la ciudad y quería pasarlo conmigo para agradecerme la terapia prestada. Fuimos a Agua y me acordé de un post que había leído hacia poco, e hice el saludable ejercicio de intentar verlo desde varios puntos de vista. Desde el de Martin, que era la primera vez que iba y que disfrutó de dos primeros, un segundo, postre y café; desde el de la camarera agobiada de tanto pseudo pijo en ropa de Coronel Tapioca, desde el Fantástico Hombre Gamba que se comía un bocadillo a precio de carpaccio de solomillo de ternera y estaba seguro de ser un barcelonés más mientras su epidermis pedía ayuda a gritos cromáticos y por supuesto desde el mío. Recogimos sus cosas, me dio un regalo y le llevé al aeropuerto. A la vuelta me esperaba un pollo XXL interamistoso aun sin resolver que nos tuvo de charla en Kan Kinder hasta las tresdelamañana. Después no me quedaron fuerzas para salir.

Como todos los grandes finesdesemana, este no acabó aquí y dejó parte de lo mejor para el lunes… pero eso ya me lo guardo… que esto ya parece la primera encíclica de Ben16.

Gracias por escucharme querido diario…

Troy