Si ya lo decía Luz Casal…

Empezaban los primeros calores del verano del 2007, y mientras yo empezaba a relajarme, DeCa se estresaba más y más. Y chapoteaba hoy aquí, mañana allí, y pasado mañana otra vez aquí.

Tuvimos el privilegio de ser su familia barcelonesa durante alrededor de un mes. Y nos reímos, y nos reímos… Y un día, el pollo que tenía montado en su trabajo, creció hasta ser una gallina flamante y blanca, y salió volando. A DeCa le quedaban dos opciones: cortarse las venas o emborracharse. Así que, alcohólicos nosotros, nos sentamos a romper copas de tanto brindar.

Como DeCa es un hombre muy solidario invitó a su compañero de estreses durante el último mes. Y vino. Y yo pensé que se quedaría un rato…
Y al día siguiente, mientras DeCa y yo desayunábamos cava, llamó por teléfono, y le invitamos a unirse a nuestro brunch alcohólico. Y vino. Y yo pensé que se quedaría un rato…
Y una semana después nos encontramos en un bar, y me invitó a pasar la noche en su casa. Y yo pensé en quedarme un rato… pero ya no me fui.

El chico se llama Sanzio, y el resto de la historia ya la conocéis.

A Sanzio; por la canción de Luz Casal.
Y a DeCa; por haberme regalado el rompecabezas más complicado del mundo.