Hoy no me puedo levantar…

El viernes no me pude levantar… (porque no me llegué a acostar)

El viernes a las 6 y media de la mañana estaba de shopping en el Prat. El pretexto era no quedarme dormido en cualquier rincón, perder mi avión y permanecer per secula seculorum a lo Viktor Navorski entre Gonzalo Comellas, Zaras y Aldeasas. El resultado fue positivo (no me dormí), aunque un tanto precario para mi economía particular (una corbata de Paul Smith nunca es barata).

Y es que el jueves por la tarde yo juraba y perjuraba que sólo tomaría una caña en la fiesta que organizaba Oscar en Danzarama y después me iría a casa. Uve me había emplazado para tomar algo en Sweet, donde pinchaba La Prohibida, pero según fue avanzando la noche me di cuenta de que no sería posible (no esta vez…) Y es que la ventaja de que tu nombre esté en la Guest List con tus 200 mejores amigos es que puedes avisar a todo el mundo, quedas de maravilla y como además nos invitaban a una copa, los que vienen están más predispuestos a pasarlo bien.

El caso es que también el jueves era la inauguración de Pool Club (aka Liquid) y entre que me apetecía mucho ir y que me había encontrado con Silvie y Ricky varias veces esa semana, no me pude negar.

A las 5 de la mañana un semi-ebrio Troy está haciendo la maleta para findesemanear en Maternal City. A las 6:45 “invierte”, sin quitarse las gafas de sol, parte de su finiquito en una rayas estampadas en seda para auto estrangularse a diario. A las 7:15 se muere de dolor de cabeza (50% culpa del Absolut, 50% culpa de probarse corbatas con camisetas apretándolas demasiado). A las 8:20 aterriza en un soleado Bilbao y por fin comprende porque los famosos siempre llevan gafas de sol en los aeropuertos y están de mal humor.

Troy se siente famoso, Troy se siente decadente y fabuloso, Troy está aun borracho…