Y qué más da… si son cosas de la edad

A partir de hoy me quedan exactamente 365 días para plantarme en la treintena (que se dice rápido).

Si cuando era un crío me imaginaba que en el 2000 ya estaría casado y con hijos que pensaría entonces de cuando tuviese 30. Que estaría a punto de jubilarme probablemente. Pero tampoco tiene mucha importancia porque también tenía muy claro que “de mayor” cantaría en Parchís, y esos a los 30 estaban todos muy jubilados.

La edad nunca me ha preocupado demasiado. Siempre me han gustado las mujeres mayores que yo, y a partir de un determinado punto de inflexión también los hombres. El problema hasta ahora era que cada vez resultaba más difícil encontrar gente de esta edad que no esté ocupada.

Y entonces empezó la preocupación, el "age fitness", el stress, las canas y saber que el crédito de la visa oro tiene un límite.

Pero he decidido que los 29 serán esa edad madura, estable e incluso aburrida:
Vida en pareja sí; sexo en grupo ya no.
Reuniones sociales sí; Souvenir ya no.
Calidad sí; devoción a las marcas ya no.
Consumo moderado de bienes tangibles sí; compras compulsivas ya no.
Ensaladas y semivegetarianismo sí; grasas, bollería industrial y polisaturados ya no.

Así que para celebrar que 365 días me separan de los 30 me he autoregalado las Puma Kart V rojas y azules. Podían haber sido de Pull&Bear, cierto, pero las Puma® son… uhmmm… ¿de mejor calidad?

Después he recogido a Selby y nos hemos a cenar un provolone a la brasa a medias, con una parrillada de verduras, sendos platos de huevos rotos y dos helados de yogur. Que nadie me mire mal, que todo es para vegetarianos (ovolácteos, pero vegetarianos…) ni un miligramo de carne.

Y con el vinito de antes de cenar, el de la cena y el de después de la cena hemos echado la persiana con los camareros (es lo que tiene estar a gusto en un sitio) y nos hemos ido a seguir celebrando que no todos los días uno está a 365 días de cumplir los 30.

Mi reloj marcaba las 4 y algo cuando he puesto la alarma para levantarme a las 6:40.

Este año, sin duda, seré el de la fidelidad madura, estable e incluso aburrida. Alguno de mis propósitos tengo que cumplir, ¿no?