Crimen y Castigo

Qué día más extraño!!!

He salido de trabajar tan pronto (la falta de costumbre de salir "a mi hora") que he pensado que mientras hacia tiempo para ir a Montjuïc me quedaría totalmente frito... así que me he ido a clase de Tai Chi más feliz que Nati Abascal, pero hoy era Lunes (cosa que yo no había tenido en cuenta) y en vez de Tai Chi tocaba Yoga.
No he llegado ni a controlar la respiración cuando me he quedado dormido. El pobre profesor le ha explicado al resto de la gente que tenía un trabajo agotador a horas intempestivas y les ha pedido que me disculpasen. Si alguien está imaginandose mi cara de vergüenza cuando me he despertado 1/2 hora después, seguro que se queda a años luz del estado real...

Me he dado una ducha rápida y me he ido directo a la Fira, pero con mi reparadora siesta he llegado tarde y ya estaba lleno de reporteras pijas histéricas (no hay negocio menos fashion que la industria de la moda, lo juro) dando codazos para salir escopetadas a por su ración de cafeína con sacarina y leche descremada templada para mojar los 14 mini croissants que se han zampado por barba (1/4 de hora después estarían en el baño echándolo todo antes de que empezara el desfile, me apuesto los 2 mini croissants que me han dejado)

Yo estaba en un estado totalmente irascible (cansado, habiendo dormido poco y lo poco que había dormido fue haciendo el ridículo) así que en el momento que la sufrida chica de la organización me dijo que no estaba acreditado por no se qué error burocrático (juro que mis amigos me acreditan bien!). Mi reacción puede que fuese desmedida (ahora la chica lleva una camisa preciosa de algodón de grandes mangas y correas que se pueden anudar a la espalda), pero conseguí mi propósito.

Al llegar a la grada inmediatamente me puse a buscar mi sitio, pero como no estaba acreditado no habían contado conmigo... Plan B: "M.J."! busqué por todas partes, por todas las sillas habidas y por haber, y aunque casi una fila entera era para Vogue ni rastro de su nombre. Más tarde pude averiguar que si quiero volver a comer con ella, definitivamente lo tendré que hacer en Madrid (y buscar un canguro o una guardería) y en ese momento me sentí como la versión masculina de Samantha (de Sexo en N.Y.) cuando Miranda va a comer con ellas nada más tener el bebé, y me di cuenta que comer con "M.J." ya nunca volvería a ser lo mismo...

Me hice un hueco en 4ª fila y miré sin ganas el desfile de Antonio Miró, que presentaba una colección hecha para críos pijos subversivos. Afortunadamente el Moët y los siguientes desfiles me hicieron levantar el ánimo.

El día terminó con un impecable Josep Font, que como siempre abarrotó hasta los lavabos del Pavellón Italiano con una colección onírica que te deja con cara de enamorado (osea imbécil). El destino (ese gran hijoputa) se descojonó en mi cara (de enamorado) a través de una multa por haber aparcado junto al pavellón en el sitio reservado a la Guardia Urbana...