domingo, 6 de febrero de 2005

Elipsis

Antes de retomar la segunda (e intensa) parte del anterior post, mi mente y mi espina dorsal (por medio de un escalofrío) se pierden en una historia que acabo de leer en el periódico:

la de Cruz de los Ángeles, que es un niño argentino de 13 años que se fugó hace siete meses de su casa para conocer las cataratas del Iguazú. Ha viajado casi 1.000 kilómetros, y dice que se escapó en un acto de rebeldía por un castigo que le había impuesto sus padres, que le buscaban desde que se marchó.

Lo siento por sus padres, pero me alegro por el mundo que vuelve a tener soñadores...

1 Comments:

Blogger Eva dijo...

El mundo en si esta lleno de soñadores, el tema es mantenerse sacar adelante un sueño a pesar de lo mierdero que esta todo. Soñar es absolutamente barato y desoxida el alma.Interesante blog.

10/2/05 19:53  

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