(Put your hands on my) Skin

Si hay algo más criminal que una borrachera, esto es sin duda la resaca posterior.

Si se le suman los 500º C que tenemos en Barcelona, la ausencia de aire acondicionado en Kan Kinder, la imposibilidad del Tropicano de hacer frente a semejante reto y el calor humano que desprende Lola; el resultado es Troy “Sweating over Benetton; Mode On”.

Desde que ví “Todo sobre mi madre”, Lola se convirtió en sinónimo de travesti. Pero nada más alejado de la realidad. 1’75 de madrileña, ojos negros azabache, melena rizada y unos pechos tan perfectos que aun dudo si sólo eran obra de la madre naturaleza.

No llevábamos más que escasas 3 horas durmiendo cuando Al ha llamado para decirnos que Mad organizaba un brunch en La Florida y que nos esperaba. Empapado, me levanto y me subo a la vez los vaqueros y los Calvin Klein, me acerco a la ventana y levanto la persiana para ver que día hace. No defrauda. Sol.

Le propongo a Lola el plan. Me dice que no, que su ropa tirada a los pies de mi cama apesta a tabaco y que no puede ir así a ningún sitio. Le propongo cancelar mi asistencia y quedarnos en casa, dormir un rato más, desayunar y quizá un poco más de sexo. Pero sus amigos, con los que en cuestión de horas volverá a Madrid, la esperan a la una.

Nos duchamos y mientras ella se aclara el pelo, yo no sé que hacer con el mío… me miro en el espejo, me pongo cera, no hay forma, pruebo con un poco de gomina, pero tampoco… me miro en el espejo, Lola me pide acondicionador, abro el cajón y lo cojo. A la derecha está la maquina de cortar el pelo. Me miro en el espejo… Lola escucha un ruido y pregunta qué es. Le digo que me estoy afeitando. Cuando me pide la toalla y sale de la ducha yo ya he terminado. Me quedo mirándola buscando un gesto de aprobación. Se ríe. Me dice que estoy loco y aprovechando una erección involuntaria (?) me hace intuir que el corte no me queda tan mal.