Right Place, Wrong Words

El sábado: Es ese lugar en el tiempo en el irremediablemente te duele la cabeza y dejas de hacer todo lo que tenias planeado por el síndrome de abstinencia alcohólico conocido mundialmente como resaca.

Yo estaba muerto de cansancio, después de la noche del viernes y de un sábadodaytime de playa jugando a palas, echando carreras imposibles nadando hasta aquellas metas infernales marítimas llamadas boyas. Dust me llamó para disculparse por el plantón (entre comillas) de la noche anterior. Habíamos quedado que me llamaría para tomar la ultima e irnos juntos a casa pero habían llegado unos amigos de Francia, y aunque se quedaban en casa de Fred (los amigos los siguen teniendo en común), debía estar con ellos. Aun así me propuso irnos a cenar todos juntos. Dejó que yo eligiera restaurante; estoy convencido que motivado, un 70% por un acto de contrición post plantón y un 30% para que consiguiese una reserva imposible para 6 en un buen restaurante.

Troy “Tengoquequedarcomodios” Mode empieza a mover hilos. Pienso en el Comerç 24, pero está lleno. El Agua, muy visto. Torre De Alta Mar, muy caro para lo que es. Al final, o en medio de mi lista de restaurantes destacables según se mire, llamo al Negro y pregunto por un tal B, que he debido conocer algún día pero al que no consigo recordar. Mi persuasión da en el blanco y puedo reservar. (Troy, se acerca, tira desde medio campo… y triple!!!)

Pero tengo un problema post ducha. Y es que tiene el mismo efecto somnífero que un orgasmo. La energía fluye por el desagüe mientras a mí me queda una sensación de bienestar que hace que me vaya fundiendo con el mobiliario (aka sofa, cama, silla, hamaca…) hasta lograr reunir fuerzas suficientes para ponerme en marcha.

Me pierdo por Sarriá intentando aparcar (quien dijo que era fácil hacerlo en verano?) y al final lo dejo en un sitio para ambulancias (llego a la conclusión de que esa señal se debe al bizarrismo de algún pijo que prefiere tener una ambulancia como utilitario en vez del Porsche Cayenne Turbo estándar de este barrio)

Durante la cena, son ellos los que llevan el tema de conversación. Bueno, rectifico, son ellos los únicos que hablan. No me importa, Dust me mira de vez en cuando y me guiña un ojo cómplice. No necesito ser el centro de atención. Además solo entiendo de arte contemporáneo a nivel Guggenheim y únicamente me interesan cosas puntuales. Cuando empiezan a hablar de un tío (o una tía, no lo sé) que ha revolucionado el concepto del arte haciendo tapetes me empiezo a aburrir. El efecto post ducha, unido al efecto post cena hace que los párpados me empiecen a temblequear y me empiezo a morir, literal y figurativamente, de sueño.

Voy al baño porque ya no consigo seguir el hilo argumental de la conversación, me mojo un poco la cara. Vuelvo. Necesito un café solo en vena.

El maître se acerca a comprobar que todo ha ido bien:
-“Caballeros… Troy… ¿Necesitan algo? ¿Qué tal estaba el Tataki?”.

Los demás asienten.
Troy toma la iniciativa. Intenta sentenciar. Su mente piensa decir:
-“Les estaba comentando que estaba buenísimo ”.

Su boca pronuncia:
-“Les estaba comentando que estoy buenísimo ”.