Las cajas de preservativos son cajas. Más grandes o más pequeñas, pero cajas al fin y al cabo. Aparentemente inofensivas, con sus fotos de puestas de sol, sus instrucciones y sus logotipos… pero no debes fiarte de ellas. Hay que tener mucho cuidado con las malas cajas de condones.
La primera vez que oí hablar de ellas fue cuando aun era un tierno adolescente de esos que follan en las habitaciones de los hermanos de sus amigos con sus pseudo-novias del colegio. Concretamente en casa de Vitox; y fue él quien me habló por primera vez de las malas cajas de condones. Ahora soy yo el que te prevengo a ti.
No pasa nada con los preservativos. Están tan enrollados, lubrificados y testados como siempre. En problema consiste, como decíamos, en la caja. Y en el tiempo que transcurre entre empezar y acabar esa caja, porque los pocos polvos que eches, que se espaciarán y espaciarán en el tiempo y tendrán menos calidad que una serie de Antena 3.
Será desesperante, porque tus compañera/os sexuales creerán que la culpa es tuya, que eres un amante penoso y esto hará que tus egos (y erecciones) se hagan cada vez más pequeños.
Será inútil que culpes a la mala caja de condones, porque entonces no sólo te tomaran por mierda-de-polvo o eyaculador-precoz-impotente, y se referirán a ti como “el pirado-eyaculador-precoz-impotente” o “pirado-mierda-de-polvo” cuando hablen con sus amiga/os.
Pero nosotros que conocemos las Malas Cajas de Condones sabemos que son ellas y la maldición que conllevan. Que hasta que no se termine esa condena, ni un solo polvo pasará de la categoría de ‘masturbación-con–compañía’.
El truco no es tirar la caja (que en un principio parece lo más sencillo), tienes que consagrar esos condones a cumplir su función. Así que para ello hay que recurrir a cuantas medidas sean necesarias:
- En el mejor de los casos tendrás un/a follamigo/a que conoce tus pericias de sobra y que no se asustará por tres (6, 12 o 24) veces que no des la talla. Se termina la caja y listo. Recuerda en este caso compensar la paciencia y aguante con un al menos una buena caja de 12 unidades de disfrute.
- La otra opción, es algo más dolorosa, pero igualmente efectiva. Baja tu listón. Dale cancha a esos cardos que te felicitan por Navidad y por tu cumpleaños, y a los que nunca respondes. A esos/as de los que lo único que admiras es su tenacidad e incapacidad de darse por vencido/a.
Al ver que eres tan malo en la cama posiblemente dejen de felicitarte en los posteriores años. En este caso estate tranquilo; la gente a la que le hablen de tus nulas capacidades sexuales, seguramente te interese incluso menos que ello/as.
Y recuerda que lo importante es terminar la mala caja de condones.
Aviso: No te equivoques, no hablamos de superchería. Yo no soy supersticioso.
Si nunca te has encontrado una mala caja, es simplemente porque has tenido suerte. Es cuestión de tiempo que te toque. Pura Ley de Probabilidad. Yo, mientras tanto, brindo por los años que llevo sin encontrarme ninguna. Y por que pasen muchos más.