martes, 28 de noviembre de 2006

Historias de amor

La historia empezó el sabado, más o menos a eso de las seis. Yo había tenido una noche dura (de esas que os gustan, con alcohol sexo y drogas…) y Mr. Rayght estaba en medio de una profunda crisis de gordo (necesitaba ingerir grasas y carbohidratos que jamás quemará), así que nos comimos sendas hamburguesas en Otto Sylt en menos de lo que se tarda en decir Otto Sylt.

Inmediatamente nos sentimos tremendamente culpables, porque queremos ser Would, y nada más terminar la última de las patatas flotantes en salsa brava nos pusimos a practicar ese caro deporte que se llama “Shopping”.

Y ahí aconteció. Los vi. En medio de una tienda G-Star repleta de gente. Creo que sintieron mi mirada, porque me incitaron a que me acercara. Nos tocamos. Al principio no fue mas que un suave roce, pero suficiente para que mis endorfinas se disparasen. Ellos en cambio se pusieron un poco nerviosos. Yo sabía, no sé como, que querían sentirme dentro de ellos, deslizándome, explorando hasta el último rincón, hasta el último centímetro... Sin mediar palabra nos metimos en un probador y nos hicimos uno.

Al terminar supe que eran holandeses de origen japonés. Y me enamoré ¿qué le vamos a hacer? Supe que quería pasar el resto de mi vida con ellos, y ellos también lo sintieron, estoy seguro.

Cuando estábamos a punto de salir juntos de la tienda, el tipo argentino de la caja me dijo en voz baja: Ostia tío… Son espectaculares. Me ruboricé, pero me sentí orgulloso de mí mismo. Les miré, me miraron y sonreímos.

Sólo tres palabras truncaron la historia de amor más bella jamás vivida. Las pronunció el tipo argentino, y cayeron sobre una losa:
"Ssson dosssientosssincuentaysssiete eurosss".

Con esas tres palabras terminó la historia más bella jamás vivida entre un hombre y unos pantalones. Espero que el argentino se sienta culpable.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Las Bratz y los Piraña

La gente es creativa. Y eso me gusta.
Y a la gente le gusta quejarse y ser crítica. Que también está bien y me gusta.
Pero hay algo… que no me termina de encajar.

Las niñas se quedan anoréxicas. Claro, la culpa es de la moda… es que con estas modelos tan delgadas, y con estas tallas tan pequeñas, y con éstos cánones de belleza tan corruptos… o si no de la sociedad… porque la sociedad se fija en las modelos, compra las tallas pequeñas y tiene un nuevo canon de belleza… o si no, mejor!! La culpa es del gobierno, que pe
rmite que desfilen modelos tan delgadas que la sociedad (que es borrega) ve, que vendan esas tallas tan pequeñas que la sociedad (que es borrega) compra y que se cambie el canon de belleza que la (borrega) sociedad tiene.
En resumen: Su hija come y/o vomita y la culpa es de Zapatero. Y lo que usted va a intentar es que pidan a las modelos una talla mínima en los desfiles.

Pero… espera un momento…

Los niños están gordos. Claro, es culpa de la comida basura… que con esa cantidad de grasas y con tanta publicidad… no, no! Aquí pasa lo mismo… que la culpa es de los americanos que no saben comer y es todo químico y a saber que te ponen… pero bueno, todo est
o el gobierno lo permite. Así que definitivamente la culpa es suya; permitiendo la comida basura, las grasas y esa publicidad.
En resumen: Su hijo es un bichobola y la culpa es de Zapatero. Y lo que usted va a intentar es que prohíban el anuncio de Tarradellas porque el niño incita al consumo compulsivo de pre-cocinados.

Y ¿qué hacen los padres? ¡Hombre! Los padres están para quejarse... Y para culpar a la moda, a la publicidad, a la sociedad y al gobierno. Lástima que tengan tan poco tiempo entre una cosa y otra para preocuparse de lo que hacen, comen y/o vomitan sus hijos.
La gente es creativa.
Y eso me gusta.
A la gente le gusta quejarse y ser crítica.
Que también está bien y me gusta.
Pero hay algo… que no termina de encajar.
Y hablo muy en serio.

lunes, 20 de noviembre de 2006

VeinteEne

Hay un sector de mi familia que dice que era rojo.
Otro que era nacionalista.
Yo no lo sé con seguridad porque no llegué a conocerle. Pero sí estoy seguro de que pasó por tres sentencias a muerte, y por varios (demasiados) años a la sombra. Y aunque pudo escaparse de las tres condenas, sus bronquios se rindieron unos meses después de nacer Cousin, su primera nieta; pero como él decía: “prefiero que me maten los bronquios a que lo haga el cerdo”.

Solo pudo sobrevivirle cuatro meses. Quizá fueron los meses más felices. Los del olor a libertad.

Y aunque soy de los que piensa que un dictador muerto no soluciona mucho, desde hace 31 años, el mundo es un poco mejor.


jueves, 16 de noviembre de 2006

Hasta que la muerte (o quién sea) nos separe

Tengo opiniones férreas. De esas que no se pueden cambiar. Cuando algo me gusta, es hasta sus últimas consecuencias, y cuando algo no me gusta, no hay nada que me pueda hacer cambiar de opinión.

En estas opiniones, por supuesto, no incluimos todo hecho, producto, prenda, canción o persona que esténbarrahayanestado de moda.

El matrimonio es un claro ejemplo (y de hecho, el que nos ocupa hoy). Soy un detractor a ultranza de este sagrado sacramento. O al menos a aplicarlo en primera persona.

Ojo, esto no hace que me declare totalmente a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. Porque no se habla de matrimonio; si no del derecho universal a poder equivocarse. Y el hecho de que 6.000 personas hayan decidido ejercer este derecho, es revelador.

3.000 tíos y/o tías que dicen a otros 3.000 tíos y/o tías que “se aceptan como maridos y esposas y se prometen fidelidad en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad. Amarse, honrarse y respetarse mientras vivan”. Lo que no se dicen es que 1+1 ya no son 2. Ahora los matrimonios, o al menos los que conozco, son a partir de 3 (y esto en el menor de los casos).

No voy a entrar en la polémica de si los hombres son más promiscuos que las mujeres, ni si son más infieles, ni siquiera en si son más sexuales. Sólo quería advertirte que si estás soltero te van a mirar muy mal a partir de ahora. Porque estar soltero es sinónimo de fracaso, de incapacidad de asumir compromisos y de inmadurez.

Ahora lo que se lleva es estar casado y tener novio. Ojo, que no digo estar casado o tener novio. No. Hay que estar en misa y repicando. O follar follando, para que nos entendamos.

Con lo cual te adelanto tus opciones, joven gay o joven lesbiana. Si tienes una marida, hazle bastante el amor pero sin cansarte, que las tendencias dicen que en la temporada otoño-invierno dominan las parejas abiertas y los tríos.
Y en el caso en que seas soltero vocacional, como es el caso de un servidor, mejor ponte a salvo porque estás predestinado a ser el perejil de todas las salsas, o a caer en el más oscuro de los ostracismos.

Firmado,
Troy III de Barcelona y V de Alemania

martes, 14 de noviembre de 2006

Vivo (sin vivir en mí)

Si tuviese novi@, podría cantar. Bueno; y podría hacer muchas otras cosas (espero)... pero el caso es que si cantara, su tema bandera sería sin duda “Mi novio es un zombi”; esa gran (y olvidada) canción.

El ritmo de mi vida social lleva alterándose y permutando desde hace varias semanas, por no decir meses. “The First” pasó una semana, ocupando mi cama, mi cuarto de baño y un montón de recuerdos. Compartí la efímera “luna de miel” de De y Eme que celebramos de restaurante y restaurante, mientras por la noche hacía de voluntarioso “canguro-prepara-colacaos”. Me cambié de trabajo y fui a Lisboa. Derrick agitó (como las bolas de cristal que tienen nieve por dentro) un poco mi universo sólo tres días después de volver de Lisboa.
A finales de la misma semana (la pasada) Fito ha llenado mi agenda acompañado de Maternal. Cenas, desayunos, paseos, comidas, compras, thequeen, más cenas, más paseos, más desayunos, más comidas y más compras…

Este findesemana Mr. Rayght y Titus han improvisado un tentador plan. Vuelos baratos, estancia de lujo, muchos amigos y noches de juerga… Pero me temo que debo renunciar.

Mis biorritmos están igual de alterados que la analítica de Pete Doherty. Y aunque me encantaría conocer donde han reanimado a gente ilustrísima de la capital del reino… he decidido no volver a desmayarme a menos que sea imprescindiblemente necesario.

domingo, 12 de noviembre de 2006

El Test de las Cinco

1) Coge el libro más cercano, ábrelo a la pagina 18 y escribe la 4ª línea.
“having her around, perhaps worried that if she went out at night” (Eleven Minutes, Paulo Coelho)

2) Sin comprobarla, qué horas es?
20:22

3) Comprueba.
20:22 (no he podido evitarlo, los ojos se me han escapado al reloj de la pantalla)

4) Qué ropa llevas?
Unas botas negras, traje de raya diplomática, camisa Loewe y corbata del Corte Inglés.

5) Antes de contestar a este cuestionario, qué estabas mirando?
Vuelos baratos a Berlín para hacerme una escapada con Al.

6) Qué ruido puedes oír además de tu ordenador?
La banda sonora de “Requiem for a Dream” en mi itunes.

7) Cuando saliste por última vez, qué hiciste?
Cenar con Derrick y llegar borracho a casa.

8) Soñaste esta noche?
Sí. Había un señor que me decía que le habían robado la cartera, y yo sabía quién había sido pero no podía recordar quién era.

9) Cuando te reíste por última vez?
Esta tarde en la oficina con una compañera imitando a Lina Morgan (y era mucho mejor que la original, vete a comparar!)

10) Qué hay en las paredes de la habitación donde estás?
Todo. Estoy en casa, así que no hay nada fuera de un radio de 5 metros.

11) Si te volvieras multimillonario de la noche a la mañana, qué sería la primera cosa que comprarías?
Una super casa. Sin duda. O dos…

12) Qué es la última película que viste?
“Entre Tinieblas” con Derrick, que era la única peli de Almodóvar que no había visto.

13) Has visto algo raro hoy?
He entrado en un chino todo a 1 euro para comprar el avituallamiento necesario para ver “The Rocky Horror Picture Show” mañana. Por si te parece poco.

14) Qué opinas de este cuestionario?
Que lo único que pone de manifiesto es que somos una pandilla de freaks que tienen blogs freaks en las que cuentan cosas freaks.

15) Dinos algo que aún no sabemos.
Esto

16) Qué nombre darías a tu hija?
Cristina

17) Qué nombre darías a tu hijo?
Hugo

18) Ya pensaste en vivir en el extranjero?
Cada vez que viajo, me lo planteo. Me enamoro de las ciudades… que le voy a hacer…?

19) Qué te gustaría que Dios te dijera al entrar en el paraíso?
Que mi nombre está en la lista Vip.

20) Si pudieras cambiar algo en este mundo, excepto la culpabilidad y la política, qué sería?
Queda un poco respuesta de candidata a Miss… pero la injusticia.

21) Te gusta bailar?
Siiiiiiii…

22) George Bush?
Un payaso

23) Qué es la última cosa que viste en la tele?
No tengo tele en casa… así que imagino que la jornada electoral de la semana pasada.

24) Quiénes son las 4 personas que deben rellenar este cuestionario en su blog?
No… paso… odio bastante los quiz estos… como para hacer que los (pocos) blogs que puedo leer se alienen.

N. del A.: El título de este post es © intelectual de Sota

jueves, 9 de noviembre de 2006

Fado

Lisboa es como un disco de Red Hot Chili Peppers. Si te gusta, no defrauda, porque no cambian más que los detalles superfluos.

En un arrebato de aprovechadores de ofertas natos, Mr. Rayght, Titus y un servidor nos hicimos con sendos billetes que apenas daban tiempo y posibilidad de hacer una comida, una cena, una juerga, un posible desayuno y varios posibles polvos entre vuelo y vuelo.

Marriott tampoco defrauda. Sigue tan dorado, tan tapizado y tan Marriott como siempre. Y mi habitación volvió a ser todo lo falsamente acogedora que acostumbra a ser. Me encantó ver a la gente de housekeeping poner la decoración de navidad mientras iba (en bañador) a la piscina (exterior) con unos nada navideños 28ºC. Mientras, a su vez, Mr. Rayght y Titus se quedaban arreglando papeleo en la habitación.

Me costó un poco hacerles salir, así que decidimos saltarnos la parte turística, en pos de comer en un sitio con comida muy sana y muy rica (y un camarero también muy sano y muy rico) para conseguir fuerzas y tirarnos como tigres a las tiendas (y a sus dependient@s, en algún caso). Bolsas, bolsas y más bolsas.

Vuelta al hotel. Siesta. Ducha. Y a la calle otra vez.

A Titus le dio un antojo de cuscús. Allí mismo, en Lisboa. Y como Mr. Rayght no le quita un capricho, me jodí y me aguanté. Pedí una dorada al Oporto y me la comí mientras hablábamos de “aquel del que nunca hablo”, de su vuelta a Barcelona y de un email que había enviado yo. Fue terapéutico. Tanto como el pastel de Belem.

Copas, risas y cambio de hora. Prisa de Mr. Rayght y Titus por terminar más papeleo y todos los cajeros fuera de servicio por el cambio de hora. Taxista que “se pierde” de camino al hotel y en el hotel no me pueden hacer un cash-advance porque no tienen sistema informático a esa hora.

Me jodí (más), subí a mi habitación y me fumé un Marlboro Light en mi non smoking room esperando que los detectores de humo saltasen y nos evacuaran a todos. Sólo eran las dosymedia (antiguas tresymedia).

Definitivamente Lisboa no defrauda. Pero los detalles superfluos pueden estropearlo todo. Si te gustan Red Hot Chili Peppers, mejor les avisas.

lunes, 6 de noviembre de 2006

Walking down the auténtica Rambla

Hace unos días me entraron unas ganas horrorosas de arrancarme los ojos, pero como estaba viendo las fotos de la luna de miel de Serge y sabría que le sentaría mal, preferí dejarlo para mejor momento.

Después, volviendo a casa escuchando The Flaming Lips (y esa historia delirante de Yoshimi) me acordé que de pequeño me gustaban muchísimo más los coches en los que podía conducir yo, que los que iban por un carril y tenían “volante tonto” (que era como llamaba a los volantes que no giraban)

Siempre he estado muy reñido con las agencias de viajes en general y con los paquetes vacacionales en particular.

¿Que no has salido en la vida de tu pueblo y es la primera que te aventuras a coger un avión? Pues bueno, a alguien tendrás que quejarte cuando veas que cuando sales de tu casa corres el riesgo de ver cosas diferentes. ¿Que te vas de safari fotográfico a Swazilandia? No sé en qué podrá ayudarte una tía que acaba de terminar la carrera y eres su cobaya viajera cuando un puma cabreado te haga la manicura, pero vale…

El caso es que Serge ha estado de luna de miel. En un viaje “súper autentico, nada que ver con los circuitos de honeymooners que venden por ahí. Y es que Tailandia es súper diferente...". Se dio cuenta nada más salir del aeropuerto mientras esperaba a que un autobús les llevase (a ellos y a 5 parejas más) al hotel de 5 estrellas como parte de la experiencia “Meeting the real Bangkok”

Cuando les llevaron a Pukhet (algo así como el Benidorm siamés), no creas que comieron donde comían los turistas. ¡Que va! ¡Eso no es auténtico! Fueron al KFC donde van todos los thai (yo me cuestiono si realmente hay tailandeses en Pukhet). Incluso fueron tan tan tan tan auténticos que llevaron pinturas a los niños de las tribus del norte y ellos estaban súper contentos (“que bien” debieron pensar “así ahora puedo tunear la PS2”). Fue una pena que no se atrevieran a probar la fruta "porque en la agencia nos fijeron que tuvieramos cuidado", y "un poco incómodo, lo de tener que lavarse los dientes con agua mineral". Y ponerse enfermo no es auténtico.

Pero merece la pena vivir "la experiencia". Ahora saben auténticamente como es una cultura diferente. Casi tanto como los americanos que vienen a Barcelona, creen que nos alimentamos diariamente a base de tapas en la Rambla y se compran un sombrero mejicano para pasar totalmente desapercibidos.

Aunque realmente envidio a Serge. Lo reconozco. Yo nunca viviré un golpe de estado en mi luna de miel. A pesar de que para él sólo fue un contratiempo que estropeó su excursión progamada en un
elefante auténtico .

viernes, 3 de noviembre de 2006

Otra historia

En unos días hará un año que Derrick y yo dejamos de enviarnos los emails diarios de folio y medio a los que nos habíamos acostumbrado mutuamente. Eran densos y muy chulos, decían muchas más cosas de las que parecían decir. Nos daba igual que hablaran del abono en los terrenos de barbecho de la mitad sur septentrional. Todo tenía sentido y lo curioso, es que releyéndolos, siguen si perderlo. Pero eso es otra historia.

Desde entonces nos hemos enviado apenas una docena de emails, algún sms furtivo y un par de llamadas telefónicas. Pero tampoco hacía falta más. Íbamos por caminos paralelos, sabiendo que se cruzarían aun varias veces más.

Y anoche fue una de esas veces.
Está igual, quizá tenga alguna cana más, pero sigue manteniendo la esencia del homeless vestido de Dior que me saca de quicio y me vuelve loco al mismo tiempo. De epicúreo intelectual. De dramático y de payaso. De… ponerme a 1.000.

Cenamos, bebimos, nos abrazamos y dormimos juntos.
Él tiene una historia con otro tío. Parecen felices. Pero eso es otra historia.

miércoles, 1 de noviembre de 2006

El niño Zen

Llegados a un punto en el que mi casa es el colmo de la acumulación, y el retorno de mi coche es más bien lejano en el tiempo, he decidido focalizarme en mi despacho. Dentro del no-parar que es la decoración de mi nuevo trabajo, quiero que mi despacho no tenga nada. Por no tener, me gustaría que no tuviera ni teléfono ni ordenador. Bueno, ordenador sí, pero un VAIO o una monada similar.

Así que durante la primera semana mi objetivo número uno ha sido hacerme el mejor-amigo-de-la-semana del jefe de compras. Un tío majo, aunque con un sentido del humor difícil, que me ha dejado campar a mis anchas escogiendo cada uno de los ítems que van a poblar mi mesa. O blanco o negro. No hay más colores. No quiero más que blanco o negro. Y el jefe de compras, como es budista, pues me mira con ojos risueños de Dalai Lama y me deja hacer.

Estoy particularmente entusiasmado. Tengo que reconocerlo. He retomado la ilusión del primer día de cole en que estrenas mochila, cuadernos, carpetas y bla bla bla… soy un crío. Zen, pero un crío.

En mi taza negra del Guggenheim Bilbao espera en formación un ejército de portaminas blancos. Con su goma blanca y la mina negra. Todos perfectos, todos nuevos. Ni una letra. Ni un logotipo.


Lo que no entiendo es por qué me ha costado tanto encontrar post-it blancos, y por qué el color de estos pedazos de memoria con pegamento tienen que ser por defecto amarillos. ¿Si cuando vamos a una tienda y pedimos un bolígrafo, nos preguntan por el color, por qué no con los post-it?

Y hablando de bolígrafos. Únicamente habrá uno. Negro. Con tinta negra para escribir en folios blancos mientras escucho mi ipod blanco con su funda negra a través de las almohadillas negras de sus auriculares blancos.

Que todo sea tan zen y que yo esté tan contento, que todo sea blanco o negro me provoca grandes cantidades de stress cada vez que me tomo una cocacola.
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